Novela de ajedrez es la última novela del escritor austriaco Stefan Zweig escrita durante su exilio en Brasil, poco antes de su suicidio, ocurrido el 22 de febrero de 1942. Publicada de forma póstuma en diciembre de 1942 en Buenos Aires, en una edición limitada de 300 ejemplares en idioma alemán por el sello Pigmalión; en Europa se publicó en Estocolmo, dado que Zweig estaba prohibido por el nazismo en países de lengua germana.
"Conocía
desde luego, por propia experiencia, el misterioso poder de atracción
del "juego de reyes", de ese juego entre los juegos, el único entre los
ideados por el hombre
que escarpa sobremaneramente a cualquier tiranía del azar, y otorga los
laureles de la victoria exclusivamente al espíritu, o mejor aún, a una
forma muy característica de agudeza mental. ¿Pero no es ya el solo hecho de tildarlo de
juego
una degradación insultante? ¿No es acaso también una ciencia, un arte
que gravita entre estas diferentes categorías como entre el cielo y la
tierra del ataúd de Mahoma? ¿No es por azar un vínculo único entre todos
los pares de contrarios; antiquísimo y sin embargo siempre nuevo;
mecánico en su disposición y sin embargo eficaz tan sólo por obra de la
fantasía; limitado a un espacio rígidamente geométrico y a un tiempo
ilimitado en sus combinaciones; en perpetuo desarrollo y sin embargo
estéril; un pensamiento que no lleva a nada, una matemática que nada
calcula, un arte sin obras, una arquitectura sis sustancia, y aún así
más manifiestamente perenne en su esencia y existencia que todos los
libros y obras de arte, el único juego que pertenece a todos los pueblos y
a todas las épocas y del que nadie sabe que dios lo legó a la tierra
para matar el hastío, aguzar los sentidos y estimular el espíritu?
¿Dónde empieza, dónde acaba? Cualquier niño puede aprender sus reglas
básicas, cualquier chapucero puede probar con él fortuna, y sin embargo
tiene la virtud de generar en el seno de su cuadrado, inmutable y
estricto, una especie peculiar de campeones sin comparación con ninguna
otra, hombres dotados de habilidad especial para el ajedrez, de una
genialidad específica que combina clarividencia, paciencia y técnica en
proporciones tan exactamente definidas como lo están para las
matemáticas, poemas y músicos, sólo que con distinta disposición y
armonía".
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Dibujo de Hans Fronius
Novela de ajedrez de Stefan Zweig,
1949 editorial Bermann-Fischer |
Zweig, Stefan- "Novela de ajedrez", ACANTILADO, Quaderns Crema S.A.U., 2009, Barcelona-España
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Portada de la primera edición alemana de Schachnovelle de Stefan Zweig en Buenos Aires Foto © Elke Rehder |
Zweig: una historia de ajedrez y una muerte dramática
Sergio Ernesto Negri 27-06-2018
Uno de los escritores más populares de Europa -el más traducido en el periodo de entreguerras-, Stefan Zweig escapó del régimen nazi como escritor destacado. Como pensaba que la amenaza de Hitler se extendería por todo el mundo, emigró en repetidas ocasiones y visitó varias veces Sudamérica, continente que consideraba "una tierra prometida". Admirador de Argentina, se instaló finalmente en Brasil, donde murió en 1942. En este artículo, SERGIO NEGRI repasa su extensa y exitosa obra literaria, incluida la que tiene al ajedrez como protagonista fundamental, "Schachnovelle".
De éste artículo tomamos lo relacionado con nuestro tema, recomendado a nuestros lectores tener en cuenta todo el artículo del querido tocayo.
"Schachnovelle
Tras haber recorrido la extensa obra de Zweig, ha llegado el momento de abordar su extraordinaria Historia del ajedrez (Schachnovelle en el original; también traducida como El juego real), escrita un año antes de suicidarse con su esposa. En cierto modo, podemos considerar al protagonista como su alter ego, dado que refleja un estado de ánimo atribulado, lleno de profundos y oscuros pensamientos, de esos que pueden conducir, precisamente, a un suicidio. La neurosis obsesiva del Dr. B -el héroe de la historia- retenido por la Gestapo, es fácilmente comparable al sentimiento del autor, que veía la expansión del nazismo como algo irreversible. Ni siquiera su llegada al lejano Brasil, donde creía encontrar la paz, bastó para librarle de la paranoia.
Zweig, que gozaba de una posición económica desahogada, pudo trasladarse donde y cuando quiso, pero siempre encontró motivos para considerarse perseguido: por su postura pacifista, por su origen judío, por ser considerado una voz que se alzaba contra el dominio alemán. Por ello, comenzó a viajar por todo el globo, buscando el mejor lugar para residir. Su legítima preocupación derivó en paranoia, que finalmente le llevó al paroxismo del suicidio, una decisión tan inesperada como cruelmente fatal. El Dr. B pasó por un periplo similar (aunque logró una especie de escapatoria).
Zweig, que gozaba de una posición económica desahogada, pudo trasladarse donde y cuando quiso, pero siempre encontró motivos para considerarse perseguido: por su postura pacifista, por su origen judío, por ser considerado una voz que se alzaba contra el dominio alemán. Por ello, comenzó a viajar por todo el globo, buscando el mejor lugar para residir. Su legítima preocupación derivó en paranoia, que finalmente le llevó al paroxismo del suicidio, una decisión tan inesperada como cruelmente fatal. El Dr. B pasó por un periplo similar (aunque logró una especie de escapatoria).
Abogado austriaco, es encarcelado por el régimen nazi por el delito de no revelar una lista de clientes ricos a los que asesoraba. Le someten a un estrés emocional permanente: no le torturan, no le agreden, sólo le dejan vivir encerrado, en el vacío sin límites de los días y las noches. Intentan degradar su psique con un sistema mucho más sofisticado que el utilizado en los brutales campos de concentración. Se le aísla, se le priva de experiencias sensoriales. Es el peor castigo que puede infligirse a su inquieta personalidad.
Una afortunada circunstancia le ayuda a disipar el aburrimiento. Un descuido de los guardias le permite robar un libro de un abrigo, que resulta ser un manual de ajedrez. Lo lee, lo memoriza y reproduce los 150 problemas que contiene. Encuentra una forma de escapar de la ausencia de sentido que le rodea. El ajedrez le proporciona un refugio en lo más recóndito de su mente.
Una afortunada circunstancia le ayuda a disipar el aburrimiento. Un descuido de los guardias le permite robar un libro de un abrigo, que resulta ser un manual de ajedrez. Lo lee, lo memoriza y reproduce los 150 problemas que contiene. Encuentra una forma de escapar de la ausencia de sentido que le rodea. El ajedrez le proporciona un refugio en lo más recóndito de su mente.
Por supuesto, se había inoculado otro veneno. Salió de un encierro, pero cayó en otro, el de su mente, que se obsesionará con un juego que, tras demostrar ser una eficaz vía de escape, se convertirá en una nueva prisión. Su nueva ocupación dividió su mente en dos, ya que utilizó un lado para jugar con las blancas y el otro para jugar con las negras. Intentó disociarlas para que cada una ignorara las intenciones de la otra. Pasaron horas, días y meses, hasta que se liberó.
El encierro externo concluyó, pero no el encierro creado por su obsesión ajedrecística. Necesitaba recuperar su salud mental. No sin esfuerzos, finalmente lo conseguiría. Tuvo que olvidarse definitivamente del ajedrez. En un viaje en barco a Buenos Aires (recuérdese que Zweig la consideraba inicialmente la tierra prometida), el Dr. B presenció una serie de partidas que enfrentaron al Campeón del Mundo, un croata llamado Mirko Czentovic, con algunos de los viajeros. Czentovic era un genio monomaníaco y arrogante -el autor describe este rasgo de muchos ajedrecistas notorios, en particular de uno que llegaría a la escena tiempo después, el estadounidense Bobby Fischer-.
El abogado, según evoluciona la historia, acaba jugando contra el campeón, volviendo al ajedrez, algo que estaba absolutamente contraindicado. No debería haber recaído en una obsesión a la que tanto le había costado renunciar. Cometió el peor error, no al hacer una jugada errónea, sino al decidir volver a jugar. Una vez más, el Dr. B corre el riesgo de dejar que toda su mente quede atrapada en el ajedrez. Esta obsesión es comparable a la del propio Zweig, que no podía librarse de los pensamientos sobre la imparable expansión nazi por el mundo.
Volviendo a la vida real del autor, en esta época abandona la alegre y acogedora Río de Janeiro para recluirse en la más circunspecta Petrópolis, decisión tomada en gran parte debido a la angustia y el disgusto que le causaban las críticas de quienes le acusaban de ser un panegirista del presidente Getúlio Vargas (que dirigía un régimen autoritario). Es evidente que al trasladarse a Petrópolis, Zweig se puso en una especie de autoexilio, entrando en un confinamiento similar al vivido por el Dr. B.
En la novela, las partidas de ajedrez que tienen lugar en el barco pueden describirse como parábolas clásicas: la dualidad que existe entre la libertad y la coacción; entre el mundo civilizado y el totalitarismo; entre lo humano y lo inhumano. Más aún, entre el bien y el mal, dado que, según algunas filosofías, están presentes en igual medida en la especie humana. Volviendo a la historia, todo comienza en un transatlántico que navega rumbo a Buenos Aires. A bordo, nos encontramos con un "pájaro raro", nada menos que Czentovic, campeón del mundo de ajedrez, que se dirigía a Argentina "en busca de nuevos triunfos". Está enclaustrado en una sola idea: era monotemático, como ya hemos dicho. Sobre este rasgo, el autor afirma: "Cuanto más se limita uno a sí mismo, más cerca está del infinito". Por otra parte, también se le retrata como el prototipo de genio chiflado cuya "ignorancia era igual de absoluta en todos los demás ámbitos", a excepción de su capacidad única sobre el tablero.
Era un extraño al mundo intelectual, "un campesino aburrido y taciturno". Vivía dentro de un caparazón y ocultaba su personalidad evitando cualquier tipo de conversación. De este modo, "nadie podrá jactarse jamás de haberle oído decir una estupidez o de haber sondeado las profundidades de su aparentemente ilimitada ignorancia" En estas condiciones, alcanzó la cima del mundo del ajedrez y, a pesar de todos sus defectos -o quizá gracias a ellos-, se convirtió en un presuntuoso. "Este muchacho sólo tiene un dato en su ofuscado cerebro -que no ha perdido una sola partida de ajedrez en meses- y como no tiene ni idea de que en el mundo haya nada de valor aparte del ajedrez y el dinero, tiene motivos para estar satisfecho de sí mismo", afirma Zweig, no sólo refiriéndose a las peculiaridades de este ajedrecista, sino también a las de la especie humana:
Como ya sabemos, un grupo de jugadores, en consulta, pierde patéticamente contra el campeón Czentovic. Con el tiempo, sin embargo, el mencionado Dr. B adquiere protagonismo en la historia cuando se une al grupo, indicando la secuencia correcta que conduce a unas tablas en la revancha. Se propone un cara a cara, y el misterioso oponente acepta nervioso, consciente de que hacía casi veinticinco años que no jugaba al ajedrez. El doctor no había olvidado el libro de ajedrez que le había servido para escapar del aburrimiento, ni tampoco las migas de pan y la colcha cuadrada que había utilizado como piezas y tablero.
Recordemos que, en cautividad, había conseguido reproducir los juegos gracias a las habilidades desarrolladas por su obsesión. No necesitaba el edredón ni las migas, podía hacerlo todo en su cerebro. Y era feliz, como él mismo describió:
En la novela, las partidas de ajedrez que tienen lugar en el barco pueden describirse como parábolas clásicas: la dualidad que existe entre la libertad y la coacción; entre el mundo civilizado y el totalitarismo; entre lo humano y lo inhumano. Más aún, entre el bien y el mal, dado que, según algunas filosofías, están presentes en igual medida en la especie humana. Volviendo a la historia, todo comienza en un transatlántico que navega rumbo a Buenos Aires. A bordo, nos encontramos con un "pájaro raro", nada menos que Czentovic, campeón del mundo de ajedrez, que se dirigía a Argentina "en busca de nuevos triunfos". Está enclaustrado en una sola idea: era monotemático, como ya hemos dicho. Sobre este rasgo, el autor afirma: "Cuanto más se limita uno a sí mismo, más cerca está del infinito". Por otra parte, también se le retrata como el prototipo de genio chiflado cuya "ignorancia era igual de absoluta en todos los demás ámbitos", a excepción de su capacidad única sobre el tablero.
Era un extraño al mundo intelectual, "un campesino aburrido y taciturno". Vivía dentro de un caparazón y ocultaba su personalidad evitando cualquier tipo de conversación. De este modo, "nadie podrá jactarse jamás de haberle oído decir una estupidez o de haber sondeado las profundidades de su aparentemente ilimitada ignorancia" En estas condiciones, alcanzó la cima del mundo del ajedrez y, a pesar de todos sus defectos -o quizá gracias a ellos-, se convirtió en un presuntuoso. "Este muchacho sólo tiene un dato en su ofuscado cerebro -que no ha perdido una sola partida de ajedrez en meses- y como no tiene ni idea de que en el mundo haya nada de valor aparte del ajedrez y el dinero, tiene motivos para estar satisfecho de sí mismo", afirma Zweig, no sólo refiriéndose a las peculiaridades de este ajedrecista, sino también a las de la especie humana:
"Sin embargo, qué difícil, qué imposible es imaginar la vida de una persona intelectualmente activa que reduce el mundo a una lanzadera entre blancas y negras, que busca la plenitud en un mero ir y venir, avanzar y retroceder de treinta y dos piezas, alguien para quien una nueva apertura que permita el avance del caballo en lugar del peón sea en sí misma un gran logro y una exigua pieza de inmortalidad en un rincón de un libro de ajedrez; alguien, alguien con un cerebro en la cabeza, que, sin volverse loco, continúe una y otra vez durante diez, veinte, treinta, cuarenta años dedicando toda la fuerza de su pensamiento al ridículo fin de arrinconar a un rey de madera sobre un tablero de madera. "
Como ya sabemos, un grupo de jugadores, en consulta, pierde patéticamente contra el campeón Czentovic. Con el tiempo, sin embargo, el mencionado Dr. B adquiere protagonismo en la historia cuando se une al grupo, indicando la secuencia correcta que conduce a unas tablas en la revancha. Se propone un cara a cara, y el misterioso oponente acepta nervioso, consciente de que hacía casi veinticinco años que no jugaba al ajedrez. El doctor no había olvidado el libro de ajedrez que le había servido para escapar del aburrimiento, ni tampoco las migas de pan y la colcha cuadrada que había utilizado como piezas y tablero.
Recordemos que, en cautividad, había conseguido reproducir los juegos gracias a las habilidades desarrolladas por su obsesión. No necesitaba el edredón ni las migas, podía hacerlo todo en su cerebro. Y era feliz, como él mismo describió:
"Porque de repente tenía algo que hacer, algo sin sentido, algo sin propósito, puede decirse, pero aun así algo que anulaba la nulidad que me rodeaba; poseía en estas ciento cincuenta partidas de torneo un arma maravillosa contra la opresiva monotonía de mi entorno y de mi existencia."
Esta escisión, entre blancas y negras, la proeza mental que lo salvó de la letanía en cautiverio, lo condujo irreversiblemente a un abismo sin fondo, a una especie de "intoxicación ajedrecística" (que estaba presente durante la vigilia y el sueño), a la esquizofrenia, a un estado de alienación muy difícil de dejar atrás. Había dejado de lado el ajedrez, hasta el viaje a Buenos Aires, donde, inesperadamente, al aceptar enfrentarse al campeón, se arriesgó a una recaída muy peligrosa. Durante la partida con Czentovic, el campeón reflexiona sobre sus jugadas mientras su rival -que aparentemente lo tenía todo bajo control- se impacienta cada vez más, no por la posición en el tablero, sino por su estado de ánimo. Empezó a moverse como si estuviera en la sala de confinamiento. ¡El pasado estaba volviendo!
El abogado gana sorprendentemente y, rompiendo su promesa, acepta la revancha. Durante la segunda partida, su comportamiento cambia (¡esa impaciencia enfermiza!) y, lo que es peor, vuelven los rastros de delirio. Por suerte, un confidente, que conocía la historia del doctor, le devolvió rápidamente a la realidad, advirtiéndole del peligro inminente. Aquella fue, afortunadamente, la última partida de ajedrez que jugaría. "
La edición sueca (1949) contiene ilustraciones de Hans Fronius.
Fronius nació el 12 de septiembre de 1903 en Sarajevo, que entonces formaba parte de la monarquía austrohúngara. Su padre, descendiente de una antigua familia aristocrática de Transilvania, trabajaba como médico en Sarajevo, su madre era una Passini de una conocida familia de pintores de estilo Biedermeier. A los 11 años fue testigo ocular del asalto al trono de Austria. Al final de la Primera Guerra Mundial, la antigua familia austríaca se vio obligada a trasladarse a Graz, Estiria, donde realizó sus estudios de bachillerato. Desde su infancia, su interés se centró exclusivamente en el diseño gráfico y la pintura. Siguiendo esta preferencia, comenzó a estudiar en la Wiener Akademie der bildenden Künste, la Academia de Bellas Artes de Viena. Después se graduó con gran éxito en una escuela de maestros de pintura. Durante sus estudios, un adinerado entusiasta del arte le permitió realizar viajes de estudio a Alemania, Holanda, Dinamarca, Francia e Italia. Por consejo de su padre, Fronius decidió trabajar como profesor. Enseñó arte y geometría proyectiva en un instituto de Fürstenfeld, Estiria, entre 1930 y 1960. En 1937 conoció a Max Brod durante un viaje a Praga con motivo de su exposición de la gráfica de Kafka en la Prager Kunstverein.
Compartió la suerte de casi todos los austriacos: tuvo que servir como soldado entre 1941 y 1945. Por supuesto, también en esa época se mantuvo activo artísticamente. Su reputación nacional e internacional crecía constantemente. En 1961 se trasladó con su familia a Perchtoldsdorf, cerca de Viena. Continuó enseñando en un instituto de la ciudad de Mödling hasta 1964, después se dedicó exclusivamente a las bellas artes. Su enorme poder creativo perduró hasta su muerte, el 21 de marzo de 1988.
Schachnovelle, con dibujos de Hans Fronius.
Estocolmo, Bermann-Fischer Verlag, 1949.


En 1960 se filma la película basada en la obra de Zweig. El film de 102 minutosde duración, es conocido como "Schachnovelle", "Juego de reyes" o "Brainwashed". El guion es de Harold Medford y Gerd Oswald. Este último es también el director, nacido en Berlín era
hijo del director de cine alemán Richard Oswald y de la actriz Käthe
Oswald. Trabajó como actor infantil antes de emigrar a Estados Unidos en
1938.
El rodaje tuvo lugar del 11 de abril al 14 de mayo de 1960 en Viena, Yugoslavia y Venecia, así como en los estudios Ufa de Berlín-Tempelhof. El estreno tuvo lugar el 2 de septiembre de 1960 en el Forum Wien. Rudolf Teschner aparece mencionado en los créditos bajo el epígrafe "asesoramiento técnico en ajedrez".
Merece la ocasión conocer sobre los estudios Ufa de Berlín-Tempelhof. UFA, fue el estudio cinematográfico más importante de Alemania durante el periodo de esplendor de la República de Weimar y durante la Segunda Guerra Mundial. Este conglomerado de industrias alemanas del sector del cine fue una de las más poderosas durante el periodo 1917-1945En marzo de 1927 tomó el mando de la compañía Alfred Hugenberg. El negociante Hugenberg estaba relacionado estrechamente con la compañía acerera Krupp, de gran peso en la maquinaria de guerra posterior.
Pero la compañía comenzó a producir propaganda nazi sólo después de que Adolf Hitler llegara al poder en 1933. Es verdad que al principio hubo cierta libertad de acción, debido a la voluntad del responsable de la UFA, Hugenberg, que era sin embargo muy conservador, según contó Douglas Sirk en 1969. El ministro de propaganda Joseph Goebbels controló finalmente el contenido de los filmes de UFA mediante amenazas y presiones políticas. El proceso fue más lento que en otros campos, como el teatral o el literario, pero este clima se haría insoportable, y por ello Fritz Lang, al igual que otros colegas suyos de UFA, abandonó Alemania, e inició una nueva carrera en Hollywood.(wiki)
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Pero la compañía comenzó a producir propaganda nazi sólo después de que Adolf Hitler llegara al poder en 1933. Es verdad que al principio hubo cierta libertad de acción, debido a la voluntad del responsable de la UFA, Hugenberg, que era sin embargo muy conservador, según contó Douglas Sirk en 1969. El ministro de propaganda Joseph Goebbels controló finalmente el contenido de los filmes de UFA mediante amenazas y presiones políticas. El proceso fue más lento que en otros campos, como el teatral o el literario, pero este clima se haría insoportable, y por ello Fritz Lang, al igual que otros colegas suyos de UFA, abandonó Alemania, e inició una nueva carrera en Hollywood.(wiki)
Rudolf Teschner fue siete veces Campeón de Berlín. En 1948 ganó un Campeonato de la Zona Este en Bad Doberan, y más tarde, en 1951, se hizo con el Campeonato de Alemania (jugado en Düsseldorf). Teschner fue miembro destacado del equipo olímpico alemán de ajedrez en 1952 y 1956. En 1957 obtuvo el título de Maestro Internacional de la FIDE. Fue 2-3 en el torneo Zonal de Berg en Dal 1960 y dos veces 1-4 en los torneos de Navidad de Reggio Emilia (1963/1964 y 1964/1965). Teschner jugó en el torneo Interzonal de Estocolmo de 1962.
La FIDE le concedió el título de Gran Maestro de cortesía en 1992, el primero de la historia. Chessmetrics le clasificó retrospectivamente en el puesto 40 del mundo en mayo de 1968, cuando jugó con gran éxito en el torneo de Bamberg y ganó el premio a la partida de ajedrez más bella. Teschner trabajó entre 1950 y 1988 como editor de Deutsche Schachzeitung (Noticias Alemanas de Ajedrez, la revista de ajedrez más antigua del mundo que se conserva), y escribió muchos libros y artículos sobre ajedrez.
Video con subtítulos en español https://m.ok.ru/video/2746653936234
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David
Sala nació en 1973 en Décines, cerca de Lyon. Estudió en la prestigiosa
escuela Émile Cohl. Ha realizado una adaptación de la novela de Stefan
Zweig, El jugador de ajedrez (Astiberri, Bilbao 2018) En los tranquilos salones de un paquebote en ruta hacia Argentina, el campeón del mundo de ajedrez se enfrenta, en una última partida, a un aristócrata vienés, cuyo increíble dominio del juego nació durante el nazismo. Esta denuncia desgarradora y desesperada de la barbarie nazi, titulada 'Novela de ajedrez', es el último texto escrito por Stefan Zweig antes de suicidarse, a partir del cual David Sala ha realizado esta adaptación que ha sido calificada como suntuosa por la revista 'L'Express'. El autor francés asegura que se trata de un texto que resuena en el contexto político actual por el tema del triunfo de la barbarie y de la brutalidad frente a la cultura, el humanismo y la imaginación y destaca que aun estando lejos de lo que ocurría en 1930, vemos resurgir una atmósfera particular que desgraciadamente recuerda las ideas inquietantes y nauseabundas de aquel periodo. el jugador de ajedrez |
Finalmente, comentar que los trebejos utilizados en las partidas de la película son del modelo Dubrovnik de la Olimpiada de 1950.
Mirko Czentovic interpretado por Mario Adorf
Fotografía tomada del film (22-02-2025)
Los amigos pueden conocer la historia de estos famosos trebejos en http://www.lacolecciondepapa.com/2020/05/dubrovnik.html
Sergio Coellar Mideros
Pamplona, 21 de febrero de 2025
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